miércoles, 19 de septiembre de 2007

PAÑUELOS


- Estoy hasta las narices.
- No, tú estarás hasta lo que sale de las narices, eh, mocolindo.
- Ja, ja, muy gracioso, me descoso de risa. Lo que estoy es harto de que me utilicen para todo, el otro día incluso me utilizó para limpiar un zapato, me está entrando complejo de trapo.
- Venga, venga, no será para tanto, tan bordadito y pijito como estás no creo que te trate tan mal.
- Eso era al principio, que hasta le daba pena sonarse los mocos en mí, pero ahora ya me podía meter en la lavadora de vez en cuando que tengo un moco aquí pegado desde el pleistoceno. Incluso piensa que va a estar aquí toda la vida y va de jefecillo con el resto.
- Coñó, tienes el Al Capone de los mocos.
- Ya ves, no espero que solo me utilicen para jugar a la gallinita ciega pero un poco de limpieza no me vendría mal. La última vez que me aireó fue en el partido de fútbol del domingo pasado.
- No te quejes, peor sería ser un pañuelo de papel, te usan y después te tiran. Esos sí que tienen una vida efímera. Incluso los usan para limpiar el cu...
- ¿El cu...?
- El cuaderno de notas que el otro día el niño manchó con la papilla.
- Yo cuando lo paso mal de verdad es cuando me enjuagan las lágrimas. Me da una pena.
- A veces se llora de risa.
- Si, me pasó el otro día, se encontró con un amigo de la infancia que hace mucho tiempo que no veía, se pusieron a recordar viejos tiempos y acabaron llorando de risa. Se despidieron en la estación y cuando se marchaba el tren me agitó. Mira tú, después de tanto tiempo se encuentran.
- Es que el mundo es un pañuelo.

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martes, 4 de septiembre de 2007

OFELIA Y LUCAS

- Creo que he visto a una linda gatita.
- Vaya, es la primera vez que un ratón intenta ligar conmigo.
- Eh, eh, no te pongas felina; de ratón nada, hámster y además ruso.
- Ya te notaba yo un acento raro, pero pensé que era que estabas alcoholizado porque estabas dando vueltas en una rueda como un borracho en una farola.
- Reconozco que algún chupito de vodka de vez en cuando cae, pero tampoco es para tanto. Yo solo pretendía ser amable y tú ya sacas las uñas.
- Vale, vale, pues te diré que a mi me pareces muy tierno.
- Gracias. Pues tú tienes unos ojos grandísimos.
- Son para verte mejor.
- .... y unas orejas grandísimas.
- Son para oírte mejor.
- Uy, no sigamos por este camino que no se porqué pero ahora la palabra tierno ya no me parece un piropo.
- No, tranquilo, sólo estaba jugando un poco. Ya sabes, el típico juego del gato y el ratón.
- Pues que quieres que te diga, yo prefiero jugar un Trivial o una partida de cartas.
- ¿Te puedo olisquear?
- Si, pero sin meter la pata ¿eh?
- ¿Me estás llamando patosa? Tampoco me he cargado tantas cosas, dejo las marcas de los arañazos en los muebles de mi dueña pero nada más.
- Me refería a que no metieras la pata dentro de la jaula.
- Ah, vale, no la meteré. Sólo es para saber a que hueles.
- ¿Ah si? ¿A que huelo?
- A vodka, granujilla.
- Vale ya con la bromita, eh. No te pases que acabo con tus siete vidas de un plumazo.
- Tranquilo, superratón.
- Bueno, hagamos las paces que ya parecemos Tom y Jerry.
- Vale, choca las cinco.
- Cuando retraigas las uñas.
- Perdona, fue un acto reflejo.
- Ya, ya.
A Aynara, la dueña de estos simpáticos animalitos.

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