martes, 26 de febrero de 2008

LA CIGARRA Y LA HORMIGA


Érase una vez en un bar de un pueblo de veraneo de cuyo nombre no consigo acordarme (mmm ¿efecto del alcohol? ¿tomaría demasiados cubatas?):


- Eh, tú, no me eches el humo a la cara que me molesta.
- Huy, pero ¿llega el humo ahí abajo?. Seguro que cuando te llega crees que es niebla, eh pequeñita. Imagínate que estás en Londres y punto.
- Serás gilipollas. Ahora sé porque te llaman "la cigarra", te pasas todo el día pitillo va, pitillo viene. ¿Tú no lees las cajetillas de tabaco? Fumar mata.
- Ya y también pone "fumar provoca impotencia" y tu padre fuma como un Gremlin y te tuvo a ti. Aunque, ahora que lo pienso, quizás por eso te quedaste así de bajita, eh, hormiguita
- Vaya, habló Tachenko. Anda, quítate el dedo de la nariz, lárgate por ahí y déjame trabajar tranquila. Das más la tabarra que una mosca zumbona con nocturnidad y alevosía.
- Si, si, ya me voy; pero a una fiesta que hoy actúa DJ Tun Tun y el DJ Fli Pao que presentan su nuevo CD de mezclas “Tengo cascos, no sé tocar un instrumento pero molo mogollón”
- Así te va, flipada, te gastas todo el dinero que te dan tus padres en fiestecitas y de botellón. Consigue un trabajo y deja de gorronear, que trabajas menos que la bella durmiente. Ya sé que Alaska cantaba lo de “bailando, me paso el día bailando..” pero ella también trabaja, se gana la vida cantando y no dando el cante como tú que te huele más el sobaco que el de Papa Noel después de hacer footing.
- Bah, bah, ya sabes aquello de “vive de tus padres, hasta que puedas vivir de tus hijos”
- Pues como tus hijos salgan como tú, vas a vivir en una casa hecha de cartones de bingo y de vino Don Simón. Yo por lo menos trabajo y aunque salga menos que tú en verano en invierno tengo pasta para pasarlo lo bien que quiera.
- ¿Que hay de malo en vivir en una casa de cartón?, es reciclable. Mira, me largo, tú sigue lavando vasos.

Pasó el verano y llegó el crudo invierno



- Hormiguita, hormiguita, ¿me prestas dinero?
- Pues sí que empezamos bien, primero me insultas y luego me pides dinero. Dos cagadas en una misma frase.
- Venga, no seas mala, enróllate, necesito la pasta porque me persiguen dos sicarios por no pagarle a quien tú sabes.

- ¿Y a mi qué? ¿No te pasaste el verano de juerga sin pegar golpe? Pues vete a pedirle al DJ Fli Pao el dinero, o sino pídeselo a un crediágil de esos que anuncian en la tele a la hora en que hay más parados viéndola. Además, aún me debes tres cubatas que te marchaste sin pagar la última vez.
- Mierda, aún te acuerdas.
- Pues si. Hala, vete a cantar a la puerta de la iglesia o a algún bar, a ver si sacas algo de dinero.

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