martes, 27 de mayo de 2008

EL SOLDADITO DE PLOMO

- Cuidado, cuidado, que ahí viene el soldadito plomo. Yo me piro no vaya a ser que me empiece a dar la tabarra otra vez con sus batallitas.
- Hola, chicos, que tal. No te vayas, hombre, que te invito a una pinta de cerveza.
- Mmmm ¿una pinta? Bueno, si te pones así.
- Yo no sé vosotros, pero yo ya empiezo a estar un poco harto de estar parado. Si no fuera por esta cojera que arrastro desde que me hirieron en Afganistán, me encantaría volver a estar en activo.
- Si, la verdad es que es una lástima que no puedas incorporarte y marcharte de una puñetera vez. No pongas esa cara, lo digo porque es lo que más quieres ¿no? (como si yo no supiera que tu cojera es producto de saltar borracho un muro)
- Si, lo que más me gusta es ser militar y... la bailarina, por ella recorrería el mundo en un barco de papel.
- ¿La del streap-tease?
- Si ¿porqué?
- Nada, nada, si está bien, tiene más melones que la frutera.
- Ah, si no fuera por el capullo del chulo ese.
- ¿Cual? ¿El que te tiró por la ventana?
- Si, esa asquerosa rata todavía no sabe con quien se metió. ¿Donde se cree que va con esas orejas de duende? ¿A impedirme a mi algo? No hay candados, ni cerrojo que atranque un amor puro como el nuestro.
- ¿Que no hay cerrojos? Que se lo pregunten a los de la edad media con el cinturón de castidad.
- No hay problema, soy un soldado del amor como decía Marta Sánchez.
- Ya, ya. Tú lo que eres es un cojo, enamorado de quien no debe. Déjalo antes de que acabes quemado. Venga, dejas la casaca roja en la tintorería de Cenicienta y no vamos a comer un pescado buenísimo que sirven en el restaurante "Los tres ositos". Vamos olvídate de ella, que con esos melones hay muchísimas.
- No hables así de mi dama. Es tan buena que a su paso florecen las plantas marchitas.
- Crecer, crecerán otras cosas.
- Oye, eso no te lo permito. Si tuviera mi sable aquí te ensartaría ahora mismo.
- Venga ya, que no es tan delicada, ni que fuera de papel. Por favor, si trabaja en un streaptease.
- Marcho. No te aguanto. Tienes un corazón de plomo.

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