miércoles, 29 de octubre de 2008

SIMBAD

- Uff, mira otra vez Simbad El Marino en las revistas, está sin badva pero vaya tipito que tiene ¿eh? y mira todos esos bellezones que le rodean. Desde luego no se corta nada, vive a todo tren, debe ser rico hasta la suciedad.
- ¿Suciedad? Será saciedad.
- No, no, suciedad. Al estar todo el día rodeado de billetes se mancha con ellos. No sería malo enganchar a uno de estes.
- Perdón, ¿comentabais algo de Simbad?
- Si, decíamos que ojalá encontraramos a uno como él.
- ¿Como ese? Ese es un simbadrguenza. Os lo digo yo que acabé así por culpa de él.
- ¿Vendiendo cupones de la ONCE? ¿Señor..?
- Matías, pero todo el mundo me llama Cíclope. De pequeño por una caída en la bicicleta me quedé sin un ojo y desde esa todos los niños me decían "ciclo no ve, ciclo no ve" y con el paso del tiempo me quedó cíclope.
- Vale, ¿y eso que tiene que ver con Simbad El Marino?
- A ver (o no, en mi caso) tú no te fijas que no veo de los dos ojos. Bueno, pues el otro me lo fastidió Simbad. Un día llegó de juerga con unos amigos a la isla donde yo vivía, a la novia le dijo que iba a navegar pero la verdad es que se fué de despedida de soltero. Yo trabajaba de portero en una discoteca (antes de engordar, eh) y no quise dejar pasar al grupo porque venían con cañas de pescar. Entonces Simbad, que ya había pescado una buena merluza, se me puso todo chulo y me dijo que era para gastarle una broma al de la despedida y pescar unas cuantas chicas. Total que nos enzarzamos en una acalorada discusión y sin querer me clavó la punta de la caña en el ojo bueno. Primero me pidió perdón y me rogó que no lo denunciara, que conocía a un jefazo de la ONCE que me iba a enchufar e iba a ganar el doble de lo que ganaba como portero.
- ¿Y aceptó por tan poco?
- Si, ya estaba harto de trabajar como portero y no me venía mal un cambio de aires. Pero eso fue el día ese, después empezó a fanfarronear por ahí diciendo que había vencido a un gigantón al que llamaban cíclope.
- ¿Y como se enriqueció? ¿Es verdad que hizo su fortuna navegando?
- Pss, es una verdad a medias, en un crucero conoció a un perro que se llama Pancho que ganó mucho dinero jugando a la Primitiva, se emborracharon y en el fragor de la batalla etílica Pancho lo hizo socio de su naviera. Ahora ya se ven en todos los puertos un barco "Simbad"; empezó construyendo barcos pequeños y ahora ya estila yates de más de 20 pies.
- Pues yo tenía entendido que se enroló en un barco y una tempestad lo arrojó a una isla donde tuvo que trabajar de esclavo para un traficante de marfil de elefantes y como recompensa de su trabajo le dio la libertad y una buena fortuna.
- Ya, ya, es que el chaval tiene mucha inventiva. El barco era el crucero, la tempestad fue la estomacal, a servir copas al chucho le llama trabajar como un esclavo, de traficante de elefantes nada, lo más parecido que vio a un elefante fue la trompa que llevaba, y ya te comenté que le hizo socio de su naviera y ganó una fortuna.
-Vaya, en vez de Simbad El Marino podían llamarle Simbad El Fantasioso. Dame dos cupones.
- Toma.
- Bueno, simpático o mejor dicho simbádtico, adiós.
- Adiós.
Maldita crisis, lo que hay que hacer hoy en día para vender un cupón.

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