viernes, 28 de noviembre de 2008

CAPERUCITA LA ROJA

- Buenos días. ¿Adonde vas Caperucita?
- Buenos días camarada Ardilla. Voy a junto la abuela a llevarle una cesta llena de panfletos y proclamas del partido.
- Pero, ¿aún existe?
- ¿La abuela? Si, es de la época de La Pasionaria pero aún sigue dando guerra.
- No, me refería al partido comunista.
- Pues claro, algún día toda esta gente que tiene comido el cerebro por el gusano capitalista se dará cuenta y viviremos todos en armonía sin que nadie sea más que nadie. Alzaremos los puños victoriosos.
- Uff, pues cuidado al levantar el brazo porque te canta un poco el sobaquillo; además con tanto puño cerrado parecéis unos tacaños. Ah, y ten cuidado que creo que anda El Lobo por ahí, ya sabes, ese agente secreto de la CIA que conoce todo el mundo.
- Gracias camarada por tus advertencias.
- Adiós.
- No, a Dios, no, a Lenin.

- Hola Caperucita ¿a donde vas?
- Buenas Sr Lobo. Iba a dar una vuelta hasta casa de la abuelita a llevarle esta cesta llena de pan..pasteles.
- Ah, pasteles, mmmm, mataría por un pastel ¿podría probar uno?
- No, que sino mi abuela se enfada. Bueno, tengo un poco de prisa. Hasta luego Sr. Lobo y espero que encuentre a la CIA.
- ¿Como?
- Que hasta luego y que espero encuentre a más compañía.
- Bueno, pues hasta pronto. Por cierto, si quieres llegar antes a la casa de la vieja hay un atajo.

Mientras Caperucita La Roja e ingenua cogía el atajo El Lobo (que gran turrón) llegó antes a la casa de la abuelita y la detuvo por exaltación al terrorismo. Para engañar a Caperucita (que la llamaban así porque iba con un extraño casco de moto con forma de bacinilla a todas partes) se disfrazó como una drag-queen para intentar parecerse a la abuelita que vieja si, pero moderna.

- Hola abuelita te traigoooo.... que rara te veo hoy. Que orejas tan grandes tienes.
- Eso es por culpa de unos alimentos transgénicos que tomé, no se sabe lo que come uno hoy en día.
- Que ojos más grandes tienes.
- Es por el colirio que me los agranda.
- Y ... que dientes tan grandes tienes .... y torcidos. Tenías que haberte puesto un aparato cuando eras pequeña.
- Son para hincar el diente a todos los enemigos del capitalismo. ¡Quedas detenida por consumista!
- ¿Por consumista? Entonces tendrías que detener a todo el mundo.
- Sabes muy bien lo que quiero decir, rojilla, que eres más roja que el vestido de Papa Noel (que también es sospechoso). Detenida por comunista.
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En el instante en que El Lobo iba a colocarle las esposas (o parte femenina del matrimonio) aparece el leñador, que era la cabeza visible (por que la tenía muy grande) del sindicato de leñadores.
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- Oiga usted, Sr. Lobo, no cree que está fuera de su jurisdicción.
- Bueno, pueeees....
- Y además, no sabe usted que ya se acabó la guerra fría. Ahora queda Afganistán, Irak y media África. Dedíquese a perseguir a esos hijoputas de terroristas y deje en paz a la niña para que se convierta tranquilamente en una adolescente insoportable con las hormonas alteradas.
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Y así fue como el Lobo tuvo que dejar en paz a Caperucita La Roja e irse con el rabo entre las piernas (o sea, en su sitio, porque no iba a llevarlo en la cabeza ¿no?)

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